Centro de interpretación del Papa Luna

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Castillo Palacio

Castillo Palacio "El Papa Luna"

Coordenadas geográficas: -1º64'96", 41º53'84"
Coordenadas UTM (ETRS89 H30): 614345, 4599650

Majestuoso sobre un montículo se eleva el castillo-palacio del Papa Luna, en la localidad zaragozana de Illueca. Cuna de un personaje contradictorio y apasionante, el único Papa español de la historia, en una época de cismas y fuertes conflictos en el seno de la Iglesia católica.

Accedemos al interior del palacio por una escalera monumental, añadida en el siglo XVII. En el XIV, era un patio descubierto a modo de claustro que articulaba todas las habitaciones del castillo. En la actual capital del Aranda, donde confluyeron un mosaico de pueblos y culturas, nació en 1328 Pedro de Luna, quien pasaría a la historia como el Papa Luna.

En el piso superior se encuentra la sala dorada y la alcoba privada de Pedro de Luna, ambas del siglo XIV. Las finas yeserías y el fantástico artesonado mudéjares son herencia de esta etapa. En estas dos salas, las más importantes del palacio, se desarrolla un montaje audiovisual y multimedia con las más avanzadas tecnologías de sonido multifocal, espacios interactivos, proyecciones virtuales, diaporamas, autómatas, etc.

En 1378, la Iglesia sufre el llamado Cisma de Occidente, con la elección de dos Papas: Urbano VI y Clemente VII. Este último instala su sede en Aviñón. Pedro de Luna ejerció desde este castillo- Palacio de Illueca el elevado rango de legado pontificio de Clemente VII y luchó toda su vida por restituir la unidad de la iglesia y poner fin al Cisma.

En 1394, fallece el Papa de Aviñón y, en votación unánime, los cardenales proclaman sucesor al aragonés, que es coronado como Benedicto XIII. Pero la división, lejos de solucionarse, se complica, al surgir incluso un tercer Papa –Alejandro V- en el Concilio de Pisa (1409). Un nuevo cónclave, en Constanza (1414), resolvió el Cisma instando a abdicar a los tres Papas y nombrando uno nuevo, Martín V. Pero el Papa Luna se rebeló contra esa decisión y fue obligado a refugiarse en el castillo de Peñíscola. Allí acabaría sus días –a la edad de 96 años- aislado, declarado hereje y excomulgado.

La visita por el castillo-palacio continúa por las salas de la Corona de Aragón y del mausoleo, de los siglos XVI y XVII. En esta última reposaron los restos de Benedicto XIII, objeto de numerosas vicisitudes, incluyendo el robo de su cráneo –la única parte que se conserva en la actualidad- en el año 2000, del Palacio de Sabiñán. El cráneo fue recuperado pero los avatares judiciales lo han inmerso en una investigación por concluir en la que se realizaron pruebas de antigüedad y se buscó a los posibles herederos del pontífice para comparar su ADN con el de los restos.